miércoles, 8 de noviembre de 2017

LA ECONOMÍA DEL JUEGO: ¿Es necesario comprar?

Por: Agostina Velázquez



  Al nacer, todos formamos parte de un grupo familiar, éste es diferente en todos los casos y tiene distintas composiciones, ya sea madre, padre e hijos; abuelos y un niño o niña, tíos, tías u otros tutores. Pero en todas sus variantes es muy importante para nuestra formación como personas en la infancia. Además de ser este el responsable de hacer sentir más o menos seguros, queridos y valorados a sus integrantes.
  Es importante destacar que este sistema se ve influenciado por numerosos factores externos e internos, tales como, clases sociales, país, zona geográfica, situación económica, ideología, religión, época, formas de relacionarse entre ellos y con los demás individuos, entre muchos otros.
  Además de la satisfacción de las necesidades básicas del infante es necesario ofrecerle afecto, palabras, miradas, valores y juegos. En especial hablaremos de esta última actividad ya que los chicos pasan la mayor parte de su tiempo jugando, es una de las acciones que les despierta mayor interés, lo cual es positivo ya que cumple una función muy importante en su desarrollo; jugando van conociendo el mundo que los rodea y pueden dar rienda suelta a su imaginación. Todos tienen derecho a jugar, a participar en la vida cultural y artística; lo que es  fundamental en sus vidas ya que también genera y enriquece el vínculo entre ellos y  los adultos. De esta manera empiezan a comprender que hacen los mayores, para qué usan las cosas; compartir con otros y aprender a comunicarse con otros; a expresar sus ideas, así también descubrir que les gusta o disgusta y de que son capaces o no, de hacer. ¡Es un gran paso a su socialización!
  Como dijimos la familia se ve atravesada por una cultura, por lo tanto es un reflejo de esta. En estos tiempos nos hemos vuelto una sociedad consumista, segada por las cosas materiales; constantemente compramos electrodomésticos, autos, ropa, zapatos, juguetes, muchas veces sin necesitarlos, simplemente con el fin de acumular y acumular. ¿Cómo influye esto en los niños? Y ¿Cómo se relaciona con el juego?
  Se compran juguetes a diario, muchas veces porque sí, no hace falta que sea un día festivo, cumpleaños o que el niño haya tenido algún mérito. Autitos a control remoto, muñecas que hablan y lloran, Barbies con múltiples cambios de ropa, maquinitas con sonidos y luces de colores; productos novedosos que nos aseguran diversión y entretenimiento para los niños y que en más de una oportunidad al abrir el paquete nos llevamos una decepción.
  Incluso los celulares, tablets, computadoras y televisores, artefactos que los mayores utilizamos se han vuelto objetos de juego y entretenimiento para los más pequeños.
  Los niños tienen mucha capacidad de aprendizaje y de interesarse por su entorno, son curiosos, tienen esas ganas permanentes de saber y llegada la edad, de preguntar “¿Por qué?”; lo que los lleva a tocar y observar lo que los rodea, son pequeños investigadores que tocan todo lo que pueden. Pero las nuevas tecnologías y artefactos de entretenimiento espontaneo, rápido, “asegurado”; muchas veces sustituyen a la imaginación, indagación, e inhiben el anhelo de descubrir y crear, que tanto caracteriza  a los niños. Al tener a la mano, las respuestas, la satisfacción inmediata y el querer tener la mente ocupada, con un solo botón (estimulo) obtienen lo que buscan (respuesta).
  Por estas razones es importante que los adultos fomenten en los niños esa curiosidad, debemos impedir que pierdan el entusiasmo y las ganas de saber más y más ¿Acaso generaciones anteriores no jugaban al aire libre? y si no era posible comprar ¿No hacían sus propios juguetes o jugaban con lo que tenían a la mano?, ¿Esto ya no es posible?
  Como mencionamos a través del juego los niños aprenden y descubren el mundo y qué mejor manera de descubrirlo que jugando con lo que nos ofrece. Cuántas veces han comprado un regalo a un niño y éste se puso a jugar con la caja, los envoltorios o las tiras de burbujas protectoras que a ellos tanto les gusta reventar. De esto surgen comentarios divertidos como “¿Por qué mejor no le dimos una caja?”… y ¿Por qué no?
  Desde el nacimiento hasta los 2 años de vida sus juegos son corporales, intentan agarrar y llevar a la boca todo lo que ven, gatean, se arrastran, muerden, lanzan, se ríen cuando les hacemos caras o hablamos en cierto tono de voz o si nos escondemos y aparecemos “mágicamente”, todas estas conductas son juegos para ellos, y a través de ellas empiezan a relacionarse con su nuevo mundo. Como vemos hasta aquí no son imprescindibles los llamados comúnmente “juguetes” ya que ellos demuestran interés por todo lo que los rodea, todo es novedoso y digno de ser jugado y conocido.
  A partir de esta edad y aproximadamente hasta los 7 prefieren jugar a imitar y representar, cuando son más chicos pueden simular a que duermen o comen utilizando su propio cuerpo. Pero conforme van creciendo pueden jugar a ser mamá, papá, doctor; aquí puede participar un adulto, un compañerito de juego (aunque quizás todavía le resulte difícil ponerse de acuerdo con sus pares, a diferencia de si el niño juega con un adulto ya que este le permitirá que establezca las reglas), o incluso solo, ya que ellos suelen llegar a tener amigos imaginarios. También pueden ser cocineros utilizando ramitas, hojas, flores, tapitas, recipientes vacíos y limpios, o jugar a que son vaqueros o gauchos que andan a caballo, montados a un “salvaje” palo de escoba, cualquier objeto que les llame la atención y les recuerde a alguna situación o acción que conozcan puede ser utilizado. Su imaginación no tiene límites.
  Alrededor de los 6/7 años (incluso antes) en adelante, los niños comienzan a interesarse por los juegos con reglas, ya sea la escondida, la embopa/cazada, rayuela, etc. Al inicio las reglas serán dadas por un mayor y cada uno las seguirá bajo su criterio y las considerarán como otra opción de juego; pero más adelante las tomaran al pie de la letra. En esta etapa podrán jugar con mayor facilidad junto a sus compañeros, ya que este tipo de juegos junto a la escolaridad permiten la adquisición de habilidades sociales, como respetar turnos, aprender a perder y a ganar, escuchar las opiniones de los demás y a decir las propias. Además de que ayudan a estimular la memoria, el lenguaje y la atención, entre otros.
  También podemos ayudarlos a crear sus propios juguetes, por ejemplo: haciendo títeres de medias, muñecas de trapo; transformando una caja en un avión, en un auto, una nave e incluso en una casita; con cartón o cartulina se pueden hacer juegos de cartas, memotest, domino, ta-te-ti, hasta utilizando frasquitos limpios y colocándoles semillas adentro se puede hacer un sonajero.
  Ahora sabemos que no es necesario comprar un juguete para que los pequeños se diviertan o aprendan, ya que su imaginación vuela y pueden entretenerse con lo que tengan a disposición. Lo que no significa que no podamos sorprenderlos de vez en cuando con alguno nuevo.

  Es posible encontrar los modos y poner en práctica nuestra creatividad, solo es cuestión de “saber abrir la puerta para ir a jugar”.

1 comentario:

  1. Excelente reflexión sobre la economía del juego, el consumo desmedido que hoy día tenemos sobre juguetes y objetos, claramente es el Ego que nos rodea, cuando deberiamos tomar conciencia de despertar el propio SER de cada NIÑO....
    Muy bueno el articulo!!!

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